Está enclavada en el mismo corazón de la ciudad y tanto en su concepción de antaño como en la actual constituye centro de atención para los transeúntes no solo por la belleza de su arquitectura, sino porque deviene punto de referencia obligada en atención a todas las instituciones que la circundan, entre ellas el Cabildo de Tenerife.

De igual forma resulta atrayente el entorno del área donde se erige de forma retadora hacia el cielo el bello Monumento a los Caídos, y este panorama no puede pasar inadvertido a la vista de cualquier persona aunque le resulte un sitio familiar.

El azul del mar y la modernidad de las edificaciones que forman parte de un entorno donde armonizan otros edificios erigidos durante los dos últimos siglos, son acicates para el orgullo de los tinerfeños y a todo ello se adiciona al panorama, allá, donde se pierde la vista, están las montañas como fieles guardianas de una tierra bendecida por la naturaleza.

La plaza de España fue, es y será emblema de la capital de Tenerife y su nueva imagen está encaminada a reafianzar este simbolismo aunque con un aspecto totalmente distinto.

Uno de los principales objetivos pretenden las transformaciones concebidas es convertir la plaza en un espacio abierto al mar, de mayor atractivo turístico y fácil accesibilidad para los visitantes.